Los tipos de café que puedes servir en tu cafetería

En el mundo de la hostelería y la restauración, ofrecer una amplia variedad de opciones de café es fundamental para satisfacer los gustos y preferencias de los clientes más exigentes. Desde el clásico espresso italiano hasta las elaboradas creaciones de café con sabores exóticos, cada tipo de café tiene su propio encanto y atractivo.

 

En este artículo, exploraremos los tipos de café más comunes que puedes encontrar en una cafetería, así como algunas sugerencias para añadir un toque de distinción a tu carta. ¡Prepárate para descubrir el mundo de aromas y sabores del café para ofrecer a tus clientes!

Los cafés más comunes en una cafetería

 

No por ser los cafés más frecuentes, son menos apreciados. De hecho, suelen ser los que más demanda tienen: en una cafetería, los cafés simples como el espresso ocupan un lugar destacado.

 

Sin embargo, el secreto para ganarte el aprecio de los clientes cafeteros más exigentes no radica en la complejidad de la presentación del café, sino en la precisión y el cuidado con que se prepara cada taza. Desde el molino perfectamente calibrado hasta la limpieza impecable de la máquina, cada detalle importa para garantizar una experiencia de sabor excepcional a tus clientes.

Café solo o espresso

El café solo, también conocido como espresso, es la base de muchas otras variedades de café. Se prepara utilizando una pequeña cantidad de agua caliente que se infusiona a través de granos de café molidos finamente, lo que da como resultado una bebida concentrada y aromática con una capa de crema en la parte superior. El espresso es perfecto para aquellos que buscan una dosis rápida de cafeína y un sabor intenso.

Café con leche

El café con leche es una opción popular para aquellos que prefieren un sabor más suave. Se prepara añadiendo una cantidad igual de café espresso y de leche caliente, creando una bebida equilibrada que combina la intensidad del café con la suavidad de la leche.

Café Cortado

El café cortado es una variante del café solo que «se corta» con una pequeña cantidad de leche caliente o espumada. Esta cuidadosa combinación realza la fuerza y la complejidad del espresso, mientras que la suavidad láctea aporta un ligero equilibrio. Es la fusión perfecta entre la intensidad del café y la sutileza de la leche.